A un año de distancia para renovar el Poder Ejecutivo Federal y muchos cargos más, los partidos de oposición lograron un acuerdo en conjunto con una gran variedad de organizaciones de la sociedad civil, para definir el método de elección del candidato que habrá de representar al bloque conformado por el PRI, PAN y PRD.
Los acuerdos políticos en este tipo de decisiones son complejos, en principio por el cúmulo de intereses que al interior de los partidos se tienen que dejar de lado, además de conjugar diversas visiones y propuestas para integrar la suma más amplia posible sin desvirtuar el objetivo, lo que implica un propósito común, a la par de establecer las bases de convivencia al futuro.
En estos procesos el producto terminado no siempre deja satisfechos a todo mundo, por lo regular se presentan voces señalando que pudo ser mejor, punto que no está a discusión, todas las cosas son susceptibles de perfeccionarse, sin embargo, lo realmente importante es haberse logrado un consenso entre partidos y sociedad civil organizada, su conformación es un hecho inédito que merece reconocimiento sin regateos.
Además, el método, único en su género en nuestro país, sin antecedente alguno, contempla elementos relevantes, pues no deja fuera a nadie, aunque para registrarse deben tener un mínimo de apoyos, considerando para ese efecto presentar ciento cincuenta mil firmas de ciudadanos simpatizantes del candidato, base social que acredita respaldo por una parte y, por otra, también es un cimiento para edificar estructura.
Los foros temáticos, las consultas, los debates y las acciones de los aspirantes para darse a conocer y presentar sus propuestas son ejercicios que motivaran la participación social que además permite el crecimiento de liderazgos.
Hacerlo por fases me parece un acierto, pues el proceso de eliminación despeja el camino para aquellos que tienen mayores posibilidades en la contienda constitucional, incorporando en la etapa final el voto ciudadano, lo que permitirá dotar de legitimidad a quien finalmente represente a la alianza.
Un factor esencial es mantener la unidad, que las personas que no queden se sumen al proyecto, sin condicionamientos. Este es un gran reto, pues, aunque la política es pasión, ahí van a demostrar de que están hechos los liderazgos que se inscriban, pues para obtener éxito en la alianza, resulta necesario el conjunto de todos.
Después del anuncio toca ahora el compromiso del trabajo, salir a la calle, despertar conciencias, motivar la participación, escuchar a la gente, presentar propuestas y articular un discurso común de aliento, de recomposición y reconciliación.
Si bien, la alianza es nacional, no se puede dejar de lado las dinámicas locales, ese foco merece especial atención, es una tarea que debe llevarse a cabo con prontitud y cuidado, sobre todo en aquellas entidades donde tendrán procesos electorales, procurando la consolidación conjunta entre el bloque partidista y la sociedad organizada.
Lo relevante consiste en el inicio que abre la puerta a la esperanza, el desafío descansa en la perseverancia, la responsabilidad y el convencimiento, no bajar la guardia, cumplir los compromisos y llegar a la conciencia ciudadana.