LA DESPEDIDA DE AMLO EN SAN LUIS POTOSÍ.
CON OLOR A POLLO TATEMADO.
No podía faltar a la despedida de López Obrador en su última visita a San Luis Potosí.
Un político de excepción que se erigió como la figura mas importante de la izquierda a la mexicana ya bautizada formalmente como “humanismo mexicano”.
Envuelto en la polarización terminó por sumar voluntades venciendo en tres elecciones y terminando como el presidente mas querido y aceptado.
Las tres elecciones que ganó a mi parecer fueron las de 2006, 2018 y ésta de 2024 con la Doctora Claudia Sheinbaum en la boleta.
Omito la de 2012 porque allí no hubo competencia sino compra de la elección a tarjetazos sorianescos con un Peña Nieto pasando los 19 millones de votos contra casi los 16 millones de AMLO.
No me perdí de ninguna gran concentración hasta que se ganó la presidencia.
Esas convocatorias multitudinarias alimentadas por el deseo de cambio tenían mucho de fervor y en el ambiente se mezclaba la indignación por las imposiciones con la esperanza de llevar a AMLO a la presidencia.
Ya comentaré sobre la gestión obradorista y sus asegunes que, adelanto, es digna de reconocimiento.
Por ahora, “a lo que te truje, Chencha”.
Seguí en los medios electrónicos las giras de la Doctora Sheinbaum como candidata y en las imágenes predominó siempre un auditorio dividido por mitades en colores verde por un lado y guinda por el otro.
Cuando llegué, pasaditas las 9 de la mañana, a las afueras del Centro de Convenciones esperaba ver el acarreo de la ola verde, así que me sorprendí de verlos brillar por su ausencia.
“Vaya”, pensé iluso en voz alta, “ el padrino afamado no movió sus huestes”.
Pero adentro ya estaban los verdes rebosando su mitad asignada.
La cita era a las 10 pero el aparato gallardista, coordinado por los chalecos verdes de la Sedesore, llevó el acarreo desde temprana hora; según algunos, empezaron a llegar desde las ocho y media.
A la clientela del auto llamado Pollo, conforme iba llegando, la enfundaban en una playera verde con grandes letras negras agradeciendo al presidente y las imágenes del propio AMLO y la de un pollo con un corazón negro entre ellas. Acto seguido las pastoreaban a la entrada que les conducía a su espacio asignado.
Vallas a la entrada y al interior separando a los contingentes para no convertir en campo de batalla el recinto.
El lado correspondiente a los guindas se fue llenando poco a poco. El color guinda no estaba generalizado y ya fui viendo que efectivamente “no somos iguales” y el dispendio no es cuatroteísta.
El lado gallináceo se mantenía expectante, con la disciplina propia de quienes esperan indicaciones; el lado multicolor con más bulla.
De un lado empezaron a repartirse lonches: tortas, sandwiches, aguas y jugos en platos desechables.
Del lado obradorista, que terminó por llenarse al tope, nada se repartía, pero tampoco nadie esperaba nada.
Un grito provocador salió del bando multicolor: “yo no vengo por mis tortas…vengo por mis huevos”. Nadie secundó la consigna, no fuera a ser que volaran sillas, otra vez.
A los verdes que seguían llegando pero que ya no cabían, discretamente los dirigían al lado contrario pero con la recomendación que guardaran sus playeras. Los reconocía porque a la disimulada les llegaban sus lonches; otros se sumaron con todo y playeras.
El buen ánimo empezaba a surgir del lado obradorista: “es un honor estar con Obrador”, “es un honor estar con Claudia hoy”..
A la llegada de la dirigente Rita Ozalia Rodríguez se escuchan gritos de respaldo (iba a escribir de apoyo pero pudiera confundirse con apollo, mejor no): “Rita, Rita, Rita…”
Tan solo escuchar el nombre prendió las alertas a los animadores del verde, que volteaban, con gesto adusto, hacia donde venía la consigna.
“Se ve, se siente, Morena está presente”.
Entonces los agitadores (dicho en buen plan) de chaleco verde instigan a sus huestes: “Pollo, Pollo, Pollo”, “se ve, se siente, el verde está presente”.
Cuando la asistencia es de corazón la gente se emociona solita, sin necesidad de que la azuzen.
No se veía así en las huestes de la llamada gallardía pues eran células bien identificadas los instigadores, pero el resto, gente sencilla y seguramente agradecida con AMLO, no se entusiasmaba.
Algo me decía que a muchos de ellos les hubiera gustado estar del otro lado pero venían con control nada remoto.
A la llegada de AMLO, Sheibaum, el gobernador y sus acompañantes se desató el ánimo.
Las porras a AMLO y Claudia prendían al auditorio del lado derecho.
Las porras al Pollo no prendían del todo a sus huestes a pesar de los esfuerzos de los animadores exprofeso; sería por el abucheo que surgía apenas contenido de los morenistas en un evento no controlado por los verdes o tal vez porque estaban gozando la digestión del lonchecito.
También pudo ser que los meros meros polleros estaban advertidos que no convenía tener más problemas cuando justo Rosa Icela, hermana de la dirigente Rita, se enfila a asumir como poderosa Secretaria de Gobernación, nada más, la segunda al mando.
Mi lugar, justo en medio del pasillo que dividía a los contingentes, me permitía comparar los comportamientos de unos y otros.
Cuando la gente asiste con sus medios y por su gusto, al presentarse el líder, reacciona con energía; así pasó con AMLO y Sheinbaum en el variopinto lado guinda.
Del lado verde solamente los de mero adelante de su contingente se agitaban como en una puesta en escena, pero de la mitad para atrás se hallaban más a la expectativa.
Cuando presentan al gober se escuchan, del lado derecho, los abucheos y, del lado izquierdo, la algarabía era de la mitad para adelante, donde los podía ver su líder, pero mas allá de donde podía ver, seguían tibios, tibios.
Seguro, como pasa en todas partes, al Pollo en su burbuja solo le llegaban las loas, ignorante que el ánimo de sus huestes no era generalizado.
De ese lado verde no me percaté cuando los combativos sindicalistas del SITTGE y de Telesecundarias fueron hostigados por los mercachifles verdes; lo vi en los medios y me remonté a la no lejana “herencia maldita” tan mencionada por el gobernador y a la que, por la reacción ante los reclamos, se parece tanto.
Del lado guinda aparecieron cartulinas con leyendas a favor de AMLO y textos plasmando: “YO SÍ JALO CON UN GOBERNADOR HUASTECO”, “QUE VIVA EL GOBER HUASTECO”; una persona a mi lado, originaria de la huasteca, reaccionó airada negando que el gober fuera huasteco.
Otra cartulina terminó la confusión pues se refería al treintañero empresario tanquianense y cercano a uno de los hijos de López Obrador, Gerardo Sánchez Zumaya, de quien es sabido busca ser gobernador de San Luis o de Tabasco, lo que se le acomode primero, y quien mantiene disputa subida de tono con el Pollo.
Los Sedesores pollos enfundados en chalecos verdes se aprestaron a acercarse celular en mano para fotografiarlos y tomar video. Las personas manifestantes, mujeres en su mayoría, mostraban orgullosas sus cartulinas, en tanto dos varones sin cartulina coreaban consignas contra el gobernador; “ratero” gritaban.
Una mujer sentada a mi lado me confió: “las inocentes hasta se ponen para la foto y ni saben que ése que se paró a tomarlas es el que reparte las becas en Sedesore”.
Entre los afanosos animadores verdes destacaban en el pasillo central, algunos con pinta de que no me gustaría toparlos en alguna calle desierta y asumí, malamente tal vez, que debían ser parte del grupo de choque que son usados para espantar a quienes osen levantar la voz en contra de su mecenas. Ideoso que es uno pues.
A los informes previos de doña Raquel Buenrostro se le ponía atención dispersa pues el respetable esperaba el mensaje de despedida de AMLO y de la virtual presidenta electa.
Primero habla el Gobernador y arrecian lo abucheos de los simpatizantes de Sánchez Zumaya que no llegan a extenderse como sí sucedió en Querétaro con el panista gobernador.
Sin dominio del micrófono, tal vez porque ya sienta la lumbre en los aparejos, poco entendí del mensaje de Gallardo hijo; bueno, ni siquiera me percaté que hiciera alguna referencia a la “herencia maldita” de la que se queja tanto y a la que se asemeja mucho.
Vino el discurso de la Doctora Claudia y el de AMLO, claros, firmes, contundentes.
Durante la intervención del mero preciso volteo a la izquierda y nada, que ya se veían espacios de sillas desocupadas, en tanto los obradoristas seguían los mensajes con atención y cierta nostalgia, porque así suelen ser las despedidas: agridulces.
Otra señora cercana nos dice convencida: “cuando se vaya yo sí voy a llorar”. Gulp.
Mientras los desmañanados gallardistas emprendían la retirada una vez que ya los había visto y seguro tomado lista, durante el discurso del presidente muchos brazos se extendían con las manos abiertas saludándole, despidiéndole, mandado buenas vibras.
Alguien aconsejó muy mal a Ricardo Gallardo todo este tiempo y si trató de hacerlo bien fue ignorado o de plano es duro de entendederas.
Pienso que hoy está por cosechar lo que sembró.
Su última esperanza era la posibilidad que Mario Delgado llegara a Gobernación pero, a cambio, se realiza su peor pesadilla con la llegada de la periodista Rosa Icela Rodríguez.
AMLO ha manejado la sucesión asegurándose que ya sin él siga la 4T y confió en mujeres hechas políticamente por su liderazgo.
Y Rosa Icela es apreciada en el círculo rojo; muy apreciada.
Claudia ha demostrado en sus visitas que su corazoncito moreno late del lado de Rita Ozalia. Las muestras de afecto han sido contundentes y el gobernador no supo leerlo. Por si alguna duda le quedara, se ha difundido mucho la carrerita que pegó la presidenta para fundirse en un abrazo prolongado y efusivo con Rita Ozalia.
Claudia y Rosa Icela en un uno y dos, completando la tercia con Luisa María Alcalde Luján, son malas noticias para Gallardo.
Los agravios no son fácil de olvidar y vamos a ver si, como dijo mi abuelito, las mujeres no olvidan, son más rencorosas que los hombres y de que se la cobran, se la cobran.
Huele a pollo tatemado.
A la presidenta nadie le cuenta: lo vio en persona y lo que no vio se lo contaron remasterizado; de la próxima titular de Gobernación ya ni hablamos.
“Donde hay amor, con uno que coma basta” dice el refrán, pero en la relación tóxica entre verdes y guindas potosinos lo que menos hay es amor. No pasa así entre verdes y petistas, que mientras los verdes se hartan los petistas nomás suspiran.
Gallardo se excedió y, aunque es cierto que del lado morenista le pusieron difícil el acercamiento y le demostraron el rechazo, insisto que no tuvo cerca ni un buen consejero que le recordara la máxima “la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos, porque el buen político sabe convertir todo en ventaja”.
Pero el Gobernador no lee y el Manual del Perfecto Político de Carlos Fuentes no debe ser su libro de cabecera.
En su pragmatismo traicionó al PRD y lo desapareció localmente aún antes que desapareciera a nivel nacional. Dejó colgados a los perredistas, para fortuna nuestra y de Mario Delgado que pudo sacar adelante las reformas, y el PRD tuvo qué litigar para quitarle el partido local mientras, en medio del litigio, el gobernador se agandallaba 16 millones de pesos de sus prerrogativas con Nachito Segura como su operador.
Del PT ni qué decir. Gallardo les impuso en la dirigencia a Héctor Serrano Cortés, originario de la Ciudad de México, donde fue cercanísimo a Miguel Ángel Mancera y de su mano hizo todo lo que estuvo a su alcance para descarrilar la candidatura, para la mala fortuna de Gallardo al día de hoy, de la mismísima Doctora Claudia Sheinbaum.
Héctor Serrano manejaba las hordas de individuos que llegaban a tronar los mítines de la aspirante de Morena armados de palos y con el espectáculo de las sillas voladoras, importado hoy a San Luis Potosí, que eran arrojadas, de ida y vuelta, por sus huestes.
En una de esas trifulcas una simpatizante morenista, según se informó, perdió un ojo.
Gallardo y Serrano dejaron al PRD “como dios los trajo al mundo”, hicieron su fracción independiente, llegaron a acuerdos con Mario Delgado y encontraron cobijo en el PVEM.
Ya en San Luis, Mario Delgado hizo lo que debía hacer para abrirle camino al llamado Pollo hacia la gubernatura, pues rechazado por los morenistas, recetó a los potosinos una candidatura impresentable con la doctora Mónica Rangel.
Dueño de la franquicia del Verde Ecologista, se hizo el insaciable gobernador de la del PT.
En vista de los resultados obtenidos para el PT este 2024 se infiere que la pareja Gallardo-Serrano, como antes pasó con el PRD local, acabó desfondando también al partido rojo que de casi una decena de municipios sólo ganó uno y quedó fuera del reparto de pluris al no haber alcanzado el porcentaje mínimo requerido.
Ungido en el cargo petista, el recién llegado Serrano presumía la existencia de una fuerza real petista en el Congreso del estado y la gobernanza en 10 municipios. Se jactaba, usando la frase de Calderón, de “haiga sido como haiga sido” el PT se consolidaba como una fuerza real en el estado.
Ahora, conociendo como conocía que el PT no ganaría ni una pluri pues solo ha sido una fuente de dinero como había sido el PRD, no apostó a ponerse en sus listas como pluri, y se registró por el Verde Ecologista.
Ni Judas fue tan traicionero, diría el meme.
De nada valió que angustiados petistas de abolengo acudieran en el pasado reciente con el propio Noroña para denunciar los desfiguros del Gobernador en el PT desde que les impusieron a la ex aliancista Patricia Álvarez. “No puedo hacer nada”, dijeron recibir como respuesta del campeón y adalid de la lengua flamígera contra los paniaguados y otros de sus clientes, menos contra Beto Anaya por obvias razones, “porque no soy del PT y porque estimo mucho al profesor Alberto Anaya quien me ha considerado para ser diputado federal sin ser militante”.
Igual respondió a algunos activistas sociales que lo buscaron en un evento realizado en el Centro de las Artes, reclamando que el PT fuera a ungir al llamado Pollo como candidato a la gubernatura: “no soy del PT” les dijo.
Bueno, el Doctor Ángel Balderas ha demostrado recientemente que en el padrón del INE aparece como afiliado al PT desde el 18 de agosto del 2010. Sin palabras.
Ya veían a Mario Delgado en Gobernación y así hubiera sido si no le sueltan fuego amigo detonando un caso juzgado relacionado al próximo diputado federal por Morena, Sergio Mayer Bretón, y el supuesto atropello a su hoy suplente.
Tan artificial fue el ataque sabiendo que la lista definitiva de aspirantes plurinominales se había hecho pública desde el 22 de febrero de 2024. Como haya sido, lo tronaron.
Ya sea que haya sido malaconsejado o haya sido por sus propios destos la aparente campaña victoriosa de la Gallardía va rumbo a convertirse en tragedia.
Había todo para salir bien librados unos y otros.
El acuerdo de repartir 3 candidaturas federales para Morena, 3 para el Verde y 1 para el PT (o sea 4 para el bolsillo pollo), ya era una concesión para los guindas acostumbrados a ganar sólo la de Valles.
Lo que tronó el avance fue en la elección para el Senado.
Desde Morena se orquestó una resistencia a ir juntos y, en carta de consejeros estatales a las dirigencias morenistas, exponían que era mejor asegurar las 3 senadurías yendo separados.
Un dato a considerar para el desenlace de esta historia es que en ese momento el género que llevaba mano para Morena era hombre.
En mi lógica se veía como muy posible primer lugar a la propuesta gallardista del Verde-PT, con quienes fueran designados por el plumífero líder y en un segundo lugar a la propuesta guinda.
Los firmantes consejeros de Morena, según mis elucubraciones domingueras, simpatizantes de Gabino Morales, buscaban que este llegara al Senado como primer minoría tal cual había sucedido en el 2018.
Lo anterior significaba sacrificar a la dirigente Rita Ozalia Rodríguez a quien vislumbraban como compañera de fórmula.
Por lo acontecido me salta a la vista que los planes de sacrificar a la dirigente Morenista no eran compartidos en las altas esferas.
Y vino lo que en Morena ya es costumbre: el cambio de género que tomó por sorpresa a los simpatizantes de Morales Mendoza.
La gente se preguntaba el por qué en la fórmula de Morena iba Ignacio Segura Morquecho acompañando a Rita Ozalia pues, disciplinado, iba directo al sacrificio como peón en el tablero gallardista.
Sospecho que las cifras para el Senado no les cuadraban a los negociadores nacionales de Morena que veían un riego en la candidatura del prian y, buscando comprometer el apoyo del gobernador, registraron a uno de los suyos; así en el caso de ganar la dupla gallardista que resultó ser su propia esposa y su cuadro Villafuerte, el gober tendría 2 senadores pero, si no ganaban el primer lugar también tendría dos senadores, uno en la persona de Ignacio Segura y otro en su esposa resultando en ese caso Villafuerte como sacrificado.
Con cualquier resultado Gallardo aseguraba dos escaños: Ignacio Segura y doña Ruth o doña Ruth y Villafuerte.
Así lo veían en las esferas de la élite guinda y buscaron que fuera doña Ruth, Villafuerte y Rita Ozalia.
Pero me temo que no lo leyeron así a nivel local y los guindas, estimo, no solo menospreciaron sino que despreciaron a los aliados.
Y Gallardo, cegado por su soberbia y como para demostrar de qué lado estaba la fuerza, actuó para dejar a su suerte a la morenista, más aún, le echaron carrilla aún frente a la propia Claudia Sheinbaum.
Crecido en su egolatría patológica se propuso llevar la votación de su esposa hasta los cuernos de la luna y, para demostrar a Claudia quién es quién, acercarle a ella una votación muy menor, obteniendo mas de 520 mil votos para la primera y, para la aspirante presidencial apenas 372 mil por el Verde y 68 mil por el PT bajo la batuta desinteresada de Héctor Serrano.
Casi 100 mil votos menos para Sheinbaum que los de su señora esposa.
Insisto, el panorama para Gallardo hijo es complicado y el clientelismo, como ya sucedió en 2015 no le sacará del apuro. Menos si sus clientes son tan tibios como lo fueron en el evento último del Centro de Convenciones.
No todo es responsabilidad de Gallardo.
Al interior de Morena se soltaron los demonios.
Quienes maniobraron para ir separados, una vez logrado estuvieron lejos de asumir que la dirigente Rita Ozalia Rodríguez sería la candidata a contrapelo de sus preferencias por el ex Delegado del Bienestar.
Figuras como el notario Leonel Serrato y Mónica Albarrán abrieron fuego en todos los medios.
El primero afirmando que no votaría por ella y la segunda igual con el extra de ir a entregarse al día siguiente en los brazos de doña Ruth y de cambiar el chaleco guinda por uno verde al lado de Sonia Mendoza.
¿Y el Plan C? A la basura.
Al interior del Bienestar se desató la guerra de servidores de la nación afines a Morales Mendoza quien no pudo, no supo o no quiso hacer entrar en razón a los inconformes a pesar de que, buscando un control de daños, la dirigencia nacional le ubicó en La lista plurinominal.
Desde el interior maniobraron para hacer imposible al nuevo Delegado Guillermo Morales orquestar el apoyo institucional en favor de Rita Ozalia; le filtraron audios y videos incriminatorios para atarle de manos mientras en el cuartel de enfrente los verdes se desataban desde la Sedesore.
Los denostadores de Rita Ozalia son recurrentes en reaccionar a favor en las publicaciones de Gabino y Leonel.
Cuando la virtual presidenta electa declara que se ganó la presidencia, la mayoría calificada en la cámara de diputados y “casi” en la de senadores, seguro tiene en su mente a la dirigente hermana de, en sus palabras, muy querida y admirada amiga Rosa Icela; pero también a los esquiroles internos.
Éstos al igual que el gobernador abrieron la puerta para que llegara al senado una panista de cepa y estorbaron a la consecución plena del Plan C.
En días recientes hubo una reunión convocada por las hermanas Rodríguez Velázquez a la que asistieron los diputados locales y federales triunfadores además de los presidentes municipales electos.
La intencionalidad política, asumo, es cerrar el paso a las maniobras de Gallardo hijo quien es propenso a convencer, por la buenas o por las malas, a quienes ganaron por otros partidos, morenistas incluidos, a sus filas. No se está perdiendo el tiempo.
Para terminar, a un año de elegirse nueva dirigencia en Morena, ya levantan la mano dos aspirantes que son punta de lanza de Mario Delgado en San Luis Potosí: Lidia Nayeli Vargas y Cuauhtli Badillo.
Ambos salieron por insaculación como diputados federales plurinominales de 2018 a 2021. Ya en sus curules entraron al redil de Mario dejando en la orilla a su entonces gurú Moisés Cedillo y fueron impuestos por el campeón del pragmatismo Mario Delgado como diputados plurinominales locales por encima de la militancia potosina sin tómbola de por medio.
Con el apoyo de Mario Delgado litigaron contra el propio partido y sus estatutos que señalaban que no se podía ser candidato plurinominal dos veces consecutivas.
Pasándose los estatutos por salva sea la parte son diputados locales muy, pero muy cercanos al gobernador y sus apapachos en el Congreso local.
Cuauhtli va por su tercer periodo como legislador; cumplirá nueve años pero ahora sí fue votado. En los acuerdos entre Morena y Gallardo, el alfil de Mario Delgado se coló y gozó del apoyo verde.
Siendo de la escuela de Moisés, llevó su porra a un evento de Morena para que, quienes antes coreaban Moisés, Moisés, ahora griten Cuauhtli, Cuauhtli, como estrategia para sorprender incautos donde se toman las decisiones.
Bueno, esa es otra historia.
Ya si los morenistas no se ven en el espejo del PRD local y del muy disminuido PT también local, que con su pan se lo coman.
Gallardo, antes que los pasen por la chamusquina, estaría contento de echarse al partido Morena local a su morralito. Si lo dejan.