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UNA DEMOCRACIA EXIGE AUTOCRÍTICA

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UNA DEMOCRACIA EXIGE AUTOCRÍTICA

Por Emanuel del Toro.

Por lo que muestra su historia, así como la solidaridad que caracteriza a su sociedad, siempre se ha dicho que México muestra su grandeza en las tragedias. La última de esas grandes tragedias terminó ocurriendo la noche del lunes 3 de mayo del presente año, cuando intempestivamente colapsó la Línea 12 del metro en la Ciudad de México, para el infortunio y azoro de sus habitantes, terror, caos y muerte volvieron a hacerse presentes en la capital del país. Y otra vez, tal y como ocurriera en los terremotos de 1985 y 2017, ante la tardanza y desorganización de las autoridades capitalinas que nunca han hecho gala de eficiencia, ciudadanos comunes terminarían jugándose la vida para ayudar a las víctimas.

Sin embargo, pese a la espontánea solidaridad ciudadana que el siniestro despertó, lo cierto es que esa noche perdieron la vida al menos treinta personas y ochenta más quedaron heridos de gravedad. Y con ellos también se cimbró una vez más la confianza de muchos mexicanos en sus gobernantes. Ya que la tragedia de la Línea 12 no sólo se veía venir, sino que era ante todo evitable, sin que ello haya cambiado lo sucedido, pese a lo tristemente célebre que dicha línea era entre los ciudadanos por la estela de corrupción y descuido con la que se edificó.

Inaugurada cuando el hoy canciller de México Marcelo Ebrad era regente de la Ciudad de México; la obra nunca dejó de presentar problemas desde el momento mismo que comenzó operaciones en 2012, lo que hizo que apenas inaugurada esta tuviera que ser cerrada en 2013 para reparaciones. Mismas que no evitaron que el tramo que sufrió el derrumbe, obligara a nuevas intervenciones que nunca resolvieron los problemas estructurales que la línea tiene. De muy poco sirvió. Ni aquel arreglo, ni mucho menos las constantes denuncias en redes de los vecinos advirtiendo de un alarmante deterioro, visible a pie de calle. Nadie en el gobierno hizo lo más mínimo por intervenir pese a lo visible de la cuestión.

Y que quede claro, cuando digo que hay muchos responsables de lo ocurrido en la línea 12, entre ellos Marcelo Ebrad, Miguel Ángel Macera, Mario Delgado y muchos más hoy en Morena, no estoy ni remotamente olvidando que hay muchos más políticos de primer orden, responsables de otras atrocidades igual de vergonzantes, tal es el caso de Ernesto Zedillo con el FOBAPROA, Felipe Calderón con la “Guardería A, B, C.”, Peña Nieto con los 43 de Ayotzinapa, o Javier Duarte con el desfalco al erario de Veracruz. Pero ojo, así como no me cansaré de señalar a los primeros por sus corruptelas, soy y seré siempre igual de escrupuloso con aquellos que resulten responsables de cualquier otra estupidez que se pudo haber evitado, así sea que hoy jueguen a estar con el Presidente.

Digo, ¿a qué se supone que jugamos señores; somos o nos hacemos? El buen juez por su casa empieza; ejemplo, que este con el proyecto de López Obrador, no me lleva a pasar por alto que estoy decididamente en contra de lo sucedido con Félix Salgado Macedonio y su hija en Guerrero, lo que no quiere decir ni remotamente que esté a favor de las pendejadas que periodistas sin escrúpulos publican todos los días, cuando lo que dicen no son más que chismes y/o habladurías; y así como ese ejemplo, hay muchos más que decididamente me disgustan y repruebo, así sea que en ellos estén inmiscuidos gente de la actual administración federal.

Lo he dicho en otras ocasiones y no me cansaré de repetirlo, tanto como sea necesario; las verdaderas transformaciones comienzan cuando nos decidimos a ser autocríticos, porque esos que hablan de cambios y mejores en tanto no se discuta los excesos y/o negligencia de los propios, podrán sentirse todo lo juiciosos que quieran para hablar de la calidad de nuestra vida pública, pero definitivamente son poco sinceros e invariablemente estarán faltando a la verdad, si se niegan a discutir las insuficiencias de los regímenes con los que se sienten identificados.

Quienes realmente queremos una verdadera transformación del país, no podemos caer en la estupidez y el cinismo de hacernos de la vista gorda cuando la ineptitud y/o ineficiencia en el ejercicio de la función pública resulta responsabilidad de personas que se dicen a favor de la 4T. Si realmente aguantamos vara, como se dice en la calle, entonces pongamos el ejemplo de que vamos en serio y dejémonos de chovinismo pendejos estilo: Qué tanto es tantito si al cabo los del PRIAN hicieron cosas peores, o lo hicieron en mucha mayor proporción.

Mi respuesta que no ha variado ni un ápice desde que el actual gobierno federal comenzó? ¡Señores, no nos hagamos bolas, que gobiernos pasados erraron, ya se sabe! No de a gratis perdieron la confianza del electorado. Luego entonces no hagamos en la propia trinchera lo que tanto hemos criticado en otros y tomemos el toro por los cuernos y que caiga quien tenga que caer se trate de quien se trate en todo tema. Lo que es más, quien no pueda decir las cosas como realmente son, podrá declararse y/o sentirse muy de izquierda y lo que quiera, pero definitivamente no está realmente con una verdadera transformación del país.

Lo menos por decir con lo ocurrido en la línea 12 del metro capitalino, es que se trata de un “accidente» que ocurrió por negligencia y se pudo haber prevenido; lo que es más, hace años que se veía venir y no se hizo nada. Así las cosas, es claro que la corrupción y el desinterés por lo público matan. Y definitivamente es negligencia, porque ya había habido en varias oportunidades señalamientos públicos que indicaban con muchísima anticipación, por medio de vídeos, lo mismo que por comentarios de todo tipo de personas en redes sociales, respecto a que la estructura del puente que colapsó, se veía vencida. Igual como aquí en San Luis Potosí, se ha denunciado los daños en la estructura del puente vehicular en Av. Universidad, sin que hasta el momento se haga lo más mínimo.

¿Que por qué menciono el caso de San Luis Potosí cuando la tragedia a la que aludo ocurrió en Ciudad de México? Lo comento porque me da gusto que tras años señalándolo, ahora más gente lo comente; ya que el puente de Av. Universidad, parece una bomba de tiempo esperando estallar o mejor dicho, colapsar. Las tragedias potenciales se trabajan cuando aún tienen remedio. Urge una severa reingeniería de toda la estructura. No sea que por no hacerlo un día nos veamos preguntándonos por qué no se hizo nada cuando se pudo y/o peor aún, justificando tal o cual político o nivel de gobierno según intereses personales para eximir de responsabilidades. En cualquier caso, una democracia que verdaderamente funcione, exige en sus gobiernos, un fundado sentido de autocrítica, sin ella es imposible corregir o profundizar los cambios que se dice representar.

mayo 13, 2021

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