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viernes, noviembre 22, 2024

UN MUNDO MARAVILLOSO

Me quiero referir a una cruda historia propia para el aprendizaje y la reflexión del servidor público: “Un Mundo Maravilloso”, que es una película del año 2006 escrita y dirigida por Luis Estrada.

Los personajes centrales son Juan Pérez y el Dr. Lascurain.

JUAN PEREZ es un personaje paupérrimo, inspirado en los más pobres de los pobres; un indigente; un ser hundido en la miseria; un ser que vaga por la calles de manera milagrosa, ya que por dentro su salud está totalmente deteriorada.

EL DR. LASCURAIN es un personaje encumbrado, inspirado en la clase económicamente pudiente; un heredero de sangre noble; un Ministro de Economía; un ser que vive encerrado en la burbuja de lujo y opulencia.

Inesperadamente, los pasos sin rumbo de Juan Pérez lo llevan al World Financial Center, uno de esos edificios emblema del poderío económico, donde de forma chusca e involuntaria, moviliza los cuerpos de seguridad y los medios de comunicación, a causa de su aparente intento de suicidio.

Esta situación se produce al tiempo de unas declaraciones desafortunadas del Dr. Lascurain. Imaginemos una Conferencia Mundial contra la Pobreza donde se presume que en México no hay gente con hambre, no hay hombre sin techo y sin trabajo, no hay pobres.

Pues cuando por un lado surgen esas declaraciones polémicas, y cuando por otro lado se presentan hechos como el incidente de Juan, en que la confusión, el amarillismo, o el dolo de los medios de comunicación, pueden aprovechar para golpear al sistema o para exhibirlo, es el caldo de cultivo perfecto para un escándalo mediático. Así se cruzan sus vidas, en medio de un escándalo mediático.

El Dr. Lascurain necesita acallar de inmediato las críticas hacia el sistema. Su primera decisión es hacia el interior de la organización de la cual es titular. Lo primero para manejar esta crisis es reunirse con su equipo de asesores, un asesor político, un asesor financiero, un asesor de imagen, un secretario particular.

Después de un breve análisis superficial del conflicto, resuelven enfrentarlo de la forma más sencilla: ir por el indigente para saber cuál es su problema. Así lo hacen y descubren la salida: Dar unos cuantos pesos al vagabundo y deshacerse de él.

Pero, como nadie escapa a su destino, Juan Pérez sube nuevamente a un edificio y aunque accidentalmente, ahora sí cae. Y coloca nuevamente los reflectores sobre el Dr. Lascurain, quien vuelve a tropezar con la misma piedra, ese asunto del indigente activista que protesta contra la pobreza, un asunto que si bien es un hecho aislado, está en boca de todos y es noticia de primera plana y es un asunto urgente.

Por su parte, el equipo de asesores de Lascurain asesora muy poco, y a Lascurain sólo le alcanza para ceder ante las insignificantes peticiones de Juan Pérez, a cambio de sus declaraciones favorables al gobierno.

Descubre por ti mismo el desenlace de esta película en la que destaca:

  • La ausencia de políticas públicas realistas.
  • La insensibilidad del servidor público ante los problemas sociales.
  • El desapego de los altos ejecutivos de la realidad social.
  • El desconocimiento de los asesores de datos relevantes para las masas.
  • La ineficiencia de los programas sociales.
  • La ineficacia en la toma de decisiones.
  • El fracaso de la educación superior.
  • La falta de oportunidades en el empleo.
  • La desigualdad en los servicios públicos.
  • La aplicación de ordenamientos legales insensatos.

Finalmente, en estos días de confrontación ideológica, tengamos muy presente el razonamiento del personaje Juan Pérez:

“Es mejor un día como rico, que una vida de pobre”.

@rubbenrivvera

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