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viernes, noviembre 22, 2024

TURISTA EN TU CIUDAD

El asunto de los motociclistas es un tema serio, que crece como una bola de nieve descendiendo en una pendiente. Tal parece que acceder al uso de una moto para trabajar, para trasladarse a los asuntos cotidianos, o simplemente para dar la vuelta, es relativamente sencillo, en algunos casos muy divertido, y seguramente, bastante útil para una considerable parte de la población. Lo preocupante es el cumplimiento de las medidas de seguridad que frecuentemente, y a la vista de todos, se infringen constantemente, y que ponen en grave riesgo la seguridad de terceras personas. Cada vez que un motociclista renuncia al uso del casco se está jugando innecesariamente su integridad física y su vida, y si la realidad demuestra que el apercibimiento público del pago de una multa no lo inhibe de su temeraria práctica, pues, ni la norma legal es efectiva, ni las multas dejan de ser un simple medio recaudatorio, ni las prácticas corruptas desaparecen, ni el problema se resuelve. Tal vez deberíamos dejar de preocuparnos por quienes, en pleno uso de sus facultades, toman decisiones insensatas y permitir que encuentren su destino. Lo que resulta inadmisible es arriesgar a los indefensos, a los vulnerables, a los pobrecitos menores de edad que viajan a extrema velocidad sin nada que los proteja de un posible impacto contra otro vehículo, contra un muro, o contra el duro pavimento. Esta reprobable conducta, no es cuestión de multas, sino de cárcel.

Por otro lado, si tienes un vehículo para tu traslado personal, tienes la oportunidad de evitar los inconvenientes del transporte urbano, esos que pueden convertirse en una horrible pesadilla que nos hace cansada la vida. Sin embargo, hemos normalizado ciegamente las múltiples dificultades de viajar en un camión urbano, que inconformarse, resulta más cuestionado que el mismo problema. Porque seguramente la autoridad competente tiene tan bien pensadas las rutas, que abordar un camión urbano, debe ser para ellos garantía de esparcimiento y atractivo, para quienes gustan del placer de ser turistas en su propia ciudad. Y es que nadie puede negar el relajante momento para subir al autobús, ya que como todos sabemos, las paradas oficiales son respetadas por todos, los parabuses son sitios seguros que están por toda la ciudad, y una unidad sigue a la otra en tan sólo unos pocos minutos. Y tampoco nadie puede negar que el recorrido es bastante agradable, primero porque las unidades son bastante confortables y siempre están relucientes, porque cada uno de los conductores actúa con cortesía y se desempeña con responsabilidad ante el tránsito local, porque a todos nos encanta el show cómico, mágico, musical de artistas experimentales, porque siempre se viaja cómodamente y sin temor de toparse con un despistado carterista. Claro, todo eso está en la imaginación, pero qué podemos esperar si no respetamos ni una mísera fila para subir a los camiones.

Y hablando de las panorámicas que tienes a tu alcance, ya sea que recorras la ciudad en vehículo particular o en transporte público, recordemos que hace poco tiempo, algún servidor público tuvo a bien impulsar el uso de estructuras metálicas para la difusión de eventos en esta capital potosina. Estas estructuras funcionan a manera de periódicos murales colocados sobre los camellones de las calles más transitadas. Este sistema representa un método de publicidad amigable con la naturaleza ya que se traduce en menor desperdicio de papel, menor acumulación de basura en vía pública, menor desgaste del equipamiento urbano, es decir, menor contaminación. Sin embargo, no disminuye este desorden y podemos encontrar anuncios de toda clase sobre los postes, los semáforos, las casetas telefónicas, los muros de viviendas abandonadas…Por lo que la autoridad municipal pudiera salir a la calle a enfrentar esta calamidad provocada por quienes no han encontrado una mejor ruta para promover negocios o eventos, que dañar la ciudad con publicidad impresa, sí, publicidad impresa desmedida en tiempos de redes sociales.

Y ya cuando encuentres un bello lugar citadino, para como buen turista, documentar en foto o en video el inolvidable momento, entonces atrévete a usar con toda confianza tu celular, y no te preocupes por exhibir un objeto que por mucho menos dinero del que a ti te costó, puede ir a parar a una casa de empeño.

Es un gusto saludarte…

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