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lunes, diciembre 23, 2024

EL PECADO DE MONREAL. ASADO DE BODAS ZACATECANO INDIGESTA A NOMENKLATURA

Decía Napoleón: “aquellos dotados de ambición pueden realizar actos muy buenos o muy malos; todo depende de los principios que los dirigen”.
Y desde casi comenzar como partido político registrado en Morena lo que menos han regido son los principios.


A estas alturas, escuchar a los morenistas decir “no somos ambiciosos vulgares” o “no buscamos el poder por el poder” suena poco convincente.
Tengo claro que AMLO adelantó los tiempos sucesorios a partir de la derrota en la Ciudad de México el pasado 2021.


La capital es de un peso político importante; allí se abrió la puerta para que gobernara la izquierda mexicana y también allí se está cerrando en tiempos presentes.


El terremoto del 85 fue un parteaguas que detonó el descontento ciudadano por la inoperancia del gobierno priista y dio el triunfo indiscutido de Cuauhtémoc Cárdenas en el entonces D. F., el Estado de México, Morelos, Michoacán y Baja California a pesar del fraude orquestado ese 1988 que encumbró en mala hora a Salinas de Gortari.


La vocación izquierdista de la capital se mantuvo los siguientes años hasta que en 1997 eligió al entonces candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, como gobernante; no fue antes porque fue hasta ese año los capitalinos pudieron votar por su jefe de gobierno pues antes era nombrado por designación presidencial.


Al llegar AMLO como jefe de gobierno en el año 2000 fue conjuntando un equipo de trabajo que hoy siente “a tiro de piedra” la posibilidad de hacerse de la presidencia de la república.


En ese equipo destacaron Claudia Sheimbaum como Secretaria del Medio Ambiente, Martí Batres como subsecretario de gobierno, Ernestina Godoy Ramos como consejera jurídica y de servicios legales. Todos los anteriores, mexiqueños, vulgarmente llamados chilangos, y a ellos se suma la potosina Rosa Icela Rodríguez como directora general de participación ciudadana y directora general de concertación política y atención social y ciudadana.


Ebrard, Noroña y Monreal tienen vuelo y personalidad propias.


Es lógico entonces entender cuál es el equipo de confianza de López Obrador.


Mi tesis es que las mediciones no son favorables al equipo que impulsa a Claudia Sheimbaum que no parece atractiva a la ciudadanía pues tiene dos problemas: su falta de presencia en el resto del país y la debacle política del 2021 en la Ciudad de México donde perdió más de la mitad de las delegaciones. Cualquier otro en sus condiciones estaría fuera de una contienda presidencial, ella no porque AMLO echó sus cartas y va derecho y no se quita.


Su primer problema se está atacando mediante una campaña multimillonaria (cash) en todo el país cual si fuera marca refresquera.


El segundo problema se enfrentó buscando culpables ajenos a ella y a su equipo, pero no levanta en la Ciudad de México y su correligionario Martí Batres debió dejar su puesto en el Senado para tratar de rescatar la entidad.


Para quitar del paso a sus contrarios han emprendido una campaña de denostación contra los rivales, tomando como primer objetivo a Monreal para seguir con Noroña y, junto a Adán Augusto, hacerle “el uno dos” final a Ebrard.


Pero el zacatecano se les está indigestando al grado de desesperarse porque se les agota el tiempo para despacharse a los dos restantes: Noroña y Ebrard, en ese orden.


La nomenklatura mexiqueña, como todo buen grupo de izquierda que se precie, es celosa de su localismo y, a los políticos que llegan como diputados federales o senadores, los ven como provincianos arribistas.


Monreal fue coordinador general de la campaña de AMLO en 2012 y denunció que no fue una campaña equitativa porque Peña gastó en exceso violando los topes de ley. Parece que la inequidad se atraviesa seguido al paso del senador.


Así que en 2014 y de cara a los comicios intermedios de 2015, Monreal fue convencido por AMLO de buscar ganar la Delegación Cuauhtémoc en manos del ala Bejaranista, delegación que habían ganado en 2010 con Dolores Padierna.


La renuencia de Monreal fue vencida por el hoy presidente con el acuerdo de que si ganaba la Cuauhtémoc sería el abanderado para ganar la ciudad en 2018. “Soy político y entiendo que a veces los compromisos no se cumplen”, dijo después.


Monreal ganó la Delegación venciendo al bejaranismo perredista pues su característica de apertura atrae a seguidores y opositores por igual; sabe dialogar pues, y enfocó sus baterías con miras al 2018.


Por su parte Sheimbaum ganó en la delegación Tlalpan, misma delegación que ganó su entonces esposo Carlos Imaz Gispert en 2003.


Carlos Imaz junto con Bejarano fueron exhibidos a nivel nacional por recibir en “cash”, el primero 350,000 pesos que a su decir destinó para las brigadas cazamapaches además de otras cantidades para las campañas de Rosario Robles en tanto Bejarano recibió 900 mil pesos.


Las cantidades palidecen comparadas con los 205 millones de dólares que según el chino Zhenli Ye Gon (coopelas o cuello) eran para la campaña de Felipe Calderón y que le fueron decomisados.
“Casheros” de un lado y de otro, aunque mas poquiteros unos que otros.


Bueno, el izquierdista equipo de Sheimbaum es lo contario al de Monreal: cerrado, celoso y faccioso; si Morena se perredizara, el grupo de Sheimbaum sería la primera tribu en su haber.


Ya cerca el 2018, se acordó que la candidatura para la Ciudad de México se definiera por encuesta.
Monreal aceptó confiado pues la mayoría de las encuestas de propios y extraños le favorecían y además tenía el compromiso con AMLO desde el 2015.


Y allí tronaron los ejotes pues la única encuesta válida para el partido era la suya propia y, a su decir, Sheimbaum resultaba ganadora.


A punto de romper con el movimiento y asediado por la oposición para que fuera su abanderado, Monreal volvió a confiar en AMLO quien lo buscó para pedirle que no se fuera. De esto soy testigo pues me tocó estar en 2 eventos de AMLO, casualmente uno en Cholula, Puebla y el otro en San Luis Potosí donde el entonces abanderado opositor lo hizo público.


AMLO le ofreció un lugar en el Senado con el compromiso de interceder ante la bancada para que le nombraran Coordinador del grupo y de la Junta de Coordinación Política.


La diferencia entre ser del equipo de AMLO e incondicionales y ser políticos con independencia propia es que los primeros callan y aplauden al líder mientras los segundos pueden expresarse con independencia.


El primer gran pecado de Monreal fue creer que le jugarían limpio pues, al ganar las encuestas (menos las del partido) prendió las luces rojas entre los sheimbaumistas que lo vieron con una fuerza real y propia; un fuereño pues que llegaba a disputarles “su” ciudad.


El segundo pecado fue no callar cuando los sedicentes todo poderosos mexiqueños le culparon de las derrotas en el 2021, incapaces de reconocer que, creyendo escriturada la ciudad y a sus habitantes cautivos, cerraron las puertas a todo aquel ajeno a ellos y se aliaron con Mario Delgado para permitir que hiciera como quisiera en el resto del país pero que la ciudad era de su propia exclusividad.


Rechazaron entonces al jefe de la Cuauhtémoc que aspiraba a la reelección con grandes expectativas, Néstor Núñez López hijo del ex gobernador de Tabasco Arturo Núñez, por saberlo cercano a Monreal: solo por eso, pues el objetivo era borrar toda huella monrealista.


En su lugar negociaron, como en otras delegaciones, con René Bejarano e impusieron a su esposa Dolores Padierna. Así les fue, querían empacharse con todo el pastel y casi se quedan con las puras migajas.


Otro gran pecado fue confrontarse con el gobernador veracruzano quien le cerró la puerta cuando intercedía por la libertad de decenas de personas en prisión preventiva bajo el cargo de ultrajes a la autoridad. Cuitláhuac no solo le cerró la puerta, sino que le dio con ella en las narices.


Monreal optó por la vía jurídica y Cuitláhuac politizó el caso con la detención del Secretario Técnico de la JUCOPO y brazo derecho de Monreal acusándole del asesinato de un candidato en Veracruz. Le mantuvo preso a pesar de no contar con pruebas y tampoco poderlas reunir en 177 días por lo que le fue decretada la libertad.


Cuando todos quemaban con leña verde a del Río Virgen, azuzados por los youtuberos al servicio de Sheimbaum y que una periodista en plena Mañanera calificó a uno de ellos como palero… cuando todos callaban, Monreal levantó la voz en su defensa. La victoria monrealista en este caso atizó aún más los odios de sus contrarios.


Tal como a Zedillo le calentaron las orejas contra Monreal en 1997, todo indica que los pabellones auriculares de la nomenklatura también ensalivaron con éxito los de AMLO.


En el Senado también confrontaron a Monreal mediante Martí Batres y César Cravioto siendo superados.


La derrota en la Ciudad de México obligó a AMLO al prematuro destape a pesar que aún no había cumplido ni tres años de su gobierno. Otro factor es su ya conocido comprometido estado de salud; frente a un no deseado desenlace trágico maniobra para dejar heredera y tiene qué retorcer el discurso para no tropezarse con sus palabras pues había dicho que no se metería.


Otra vez quien levantó la voz fue Monreal considerando que tal premura ocasionaría problemas internos.


AMLO no es ingenuo y aunque diga cada momento que el pueblo no es tonto y que tonto es el que lo crea, con esa lógica el presidente estaría jugando al tonto.


La debilidad de Sheimbaum no pasa desapercibida para el presidente quien quisiera eliminar a Ebrard en el último tramo, pero antes tiene que deshacerse de Monreal y de otro aspirante ajeno a Morena que le resulta incómodo al grado de trabarle la lengua y decir Loro-ña en lugar de Noroña.


¿Adán Augusto? Bueno, el sólo juega el papel de patiño para abrir paso a Sheimbaum y tratar de sacar de una posible terna a Ricardo Monreal pues en tal caso junto con Ebrard estaría Sheimbaum entre las tenazas de dos pesos completos. Está dedicado de lleno a patear adversarios a diestra y siniestra como si fuera Adán Augusto “la mula” López y no el Secretario de Gobernación encargado de fomentar la convivencia armónica, la paz social, el desarrollo y el bienestar.


“Lo que no te mata te fortalece” dicen, y la tardanza en deshacerse de Monreal parece que ya les desesperó al grado que la muy peculiar gobernadora de Campeche arremete como verdadero porro violentando la legalidad.
No aprendieron de lo sucedido en la Ciudad de México. Con una base morenista agraviada y atropellada con la única finalidad de posicionar a Sheimbaum no deberían pensar que al pueblo se le puede provocar sin ninguna consecuencia.


Abrirle paso a la derecha conservadora será única responsabilidad de los ambiciosos vulgares. Las bardas no votan.

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