El documental es una obra que, si se produce y dirige con estándares de calidad, si se apega a una idea central, si cumple con la objetividad y la veracidad propias de la actividad periodística, entonces, esa obra nos acerca a la realidad, nos muestra el lado más profundo de un hecho, y nos estremece por la contundencia de sus imágenes.
Dentro del catálogo de documentales mexicanos contemporáneos que están relacionados con la denuncia pública, las diligencias de investigación y procuración de justicia, y los casos estremecedores en la ciudad de México, encontramos actualmente en plataforma de streaming, dos recomendaciones para los seguidores de la criminología y de la criminalística, que son: “A plena luz” y “La dama del silencio”.
El primero de ellos, “A plena luz”, es la narración de un asunto que tuvo varias líneas de investigación, que aborda el final de la historia de personas que, de manera desafortunada, coincidieron en un punto de su existencia, y que utiliza en su producción la reconstrucción de hechos, como una herramienta para que el espectador pueda visualizar diversas hipótesis de lo que pudo haber sucedido.
«A plena luz” es la narración de un crimen atroz, por consistir en la ejecución de cuatro mujeres y un hombre, en el interior de un departamento de la colonia Narvarte en la ciudad de México. En este trabajo, resalta el hecho de que todas las personas que perdieron la vida, tuvieron su espacio en la construcción de este documental, colocándolas, desde el punto de vista de los derechos humanos, en un mismo nivel, ya que todas son consideradas como seres humanos, como sujetos pasivos del delito, y, sobre todo, como víctimas.
El segundo documental citado, “La dama del silencio”, es la narración de una historia oscura, plagada de misterio, con notorias inconsistencias, con grandes interrogantes, que intenta explicar el origen, desarrollo y desenlace de una serie de homicidios cometidos en agravio de adultos mayores, justo en un momento en que los programas de asistencia social para los mismos, eran primera plana periodística en la ciudad de México.
Es increíble que se atribuyeran estos crímenes a personas que no se les acreditó responsabilidad penal, a quienes no se pudo vincular con un medio de prueba fehaciente, a quienes probablemente sirvieron como chivos expiatorios para calmar las aguas. Es increíble que se alimentara un ambiente de persecución sustentado solo en prejuicios, y los dedos acusadores del oficialismo un día estuvieran dirigidos a quienes portaran uniforme de enfermera, y un día más a homosexuales que ejercieran la prostitución, basándose supuestamente en resultados arrojados por la investigación. Es increíble que las autoridades tuvieran información tan ambigua y actuaran con tanta imprecisión.
Lo más impresionante es la forma tan fortuita de la captura de la persona que finalmente fue señalada como la asesina serial, e identificada coloquialmente como “la mataviejitas”. Qué impresión que pudo haber escapado y seguir actuando impunemente. Que impresión que posterior a su detención hayan desahogado una reconstrucción de hechos de forma tan irresponsable como la presenta el documental. Y lo más triste es que en la memoria colectiva permanezcan denominaciones como “la mataviejitas” o “la dama del silencio”, y se olviden los nombres de las inocentes víctimas.