CUMBRE DE PALENQUE, LA MIGRACIÓN EN AMERICA LATINA.
El problema migratorio ha sido uno de los dolores de cabeza del actual sexenio, desde el comienzo de la administración sus mensajes fueron de aliento para cruzar el territorio nacional con seguridad y respeto a quienes desde Latinoamérica quisieran buscar el seño americano, provocando una andanada de personas que se lanzaron a la aventura, rebasando las capacidades del gobierno.
El principal país de destino, los Estados Unidos de Norteamérica con el presidente Trump a la cabeza, reaccionó y obligó a recular a su homólogo mexicano, en específico a mandar elementos de seguridad para controlar la frontera sur colindante con Guatemala con el objeto de contener el flujo migratorio.
En la materia, es necesario reconocer que se tiene una crisis sin precedente, México no estaba preparado para enfrentar las magnitudes del problema, simplemente por dar un dato, en agosto pasado se tuvo un récord de detenciones de personas ilegales en el país; amén, de los lamentables acontecimientos acaecidos en Ciudad Juárez, Chih., donde la negligencia de las autoridades terminó con la muerte de más de cuarenta personas.
También es del conocimiento público algunos acuerdos celebrados entre nuestro país y el gobierno norteamericano con relación al rubro, sin que se hayan dado a conocer sus contenidos o textos, simplemente se han referido a la suscripción de esos documentos que se han mantenido en la confidencialidad, inclusive en algún momento, la entonces embajadora Bárcena recriminó al canciller haberla mantenido en la ignorancia y al margen.
Pues bien, por un lado, me parece pertinente la convocatoria a los países latinoamericanos para abordar el tema; mientras por otro, resulta parcial y sesgada al invitar a quienes representan regímenes autoritarios a la par, de cerrar las puertas tanto la Organización de las Naciones Unidas como una representación, aunque fuese en carácter de observador de los Estados Unidos, principal país de destino.
Así, es obvio, que la visión difícilmente tendría componentes integrales, pues si bien, el pronunciamiento final como resultado de los trabajos tiene como objetivo el compromiso de construir políticas de salvaguarda en los derechos humanos de los migrantes, aludiendo con particular énfasis a los países de destino, no existió una propuesta especifica para aminorar las causas en sus propias regiones.
En efecto, países como Venezuela, Cuba, Haití, Honduras, El Salvador y Ecuador, al igual que en México, han sido constantes las violaciones a los Derechos Humanos, inclusive el primero de los mencionados ha sobresalido por su generalizada pobreza y la persecución política, el común denominador como gobiernos autoritarios ha ocasionado la salida de un gran número de personas.
Peor aún, si consideramos que la ruta de los migrantes provenientes de esas regiones es considerada como la más peligrosa del mundo, al convertirse en presas fáciles del crimen organizado y, de las propias autoridades, las condiciones de transito y estancia son un verdadero viacrucis ante la espiral de violencia y la falta de derechos básicos.
En realidad, no se llegó en esa materia a nada concreto, no se atienden las causas, consecuencias, efectos ni la protección a migrantes, la reunión tenía objetivo distinto, el destinatario del mensaje lo recibió.
