Esta interesante película conocida como “La Sospecha”, y en algunos lugares como “Intriga”, es una historia que actualmente puedes encontrar en streaming, te mueve las ideas y te sacude las emociones, te agita aceleradamente tu cerebro y tu corazón.
Con esta historia, nos preguntamos ¿Cuánta seguridad existe en nuestro vecindario? Es muy importante conocer el medio familiar en el que nos desenvolvemos, las personas conocidas y desconocidas que nos rodean, y, en consecuencia, prevenir oportunamente los peligros que nos acechan.
El punto central, es la desaparición de dos menores de edad, las condiciones extrañas en que se pierde cualquier rastro de ellas, la macabra forma en que dos seres inocentes e indefensos se desvanecen de la vida de sus familiares, quienes no aciertan a explicarse lo sucedido, y no entienden cómo sucedió esta desgracia.
El sufrimiento, el dolor, la desesperación, son los sentimientos lógicos que se manifiestan desde el extravío de las pequeñas víctimas, pero lo que hace distinto a este drama, es precisamente la sospecha sobre el probable responsable, la intriga que envuelve al penoso asunto.
Es la terrible sospecha lo que empieza a desencadenar una serie de acciones que enturbian el proceso de búsqueda, un conjunto de decisiones que ponen a prueba a las víctimas colaterales, una terrible sospecha que mancha de forma irreversible la investigación y obstruye el buen desempeño de la policía.
Es justo decir que nadie sabe cómo reaccionar a tan lamentable suceso, y que resulta bastante complejo emitir un juicio certero y objetivo de cada personaje, pues la situación es un cúmulo de angustia, de frustración y de intriga.
¿Qué puede pedirse a los papás y mamás de unas niñas desaparecidas? Su respuesta ante la tragedia puede ir desde el aislamiento, la medicación para desentenderse de la realidad, la prudencia, el alcoholismo, o tal vez, la pérdida del control de la conducta.
Esta historia nos hace replantear lo drástico de tomar la justicia en propias manos, de rebasar los límites de la razón, de cruzar la frontera de la autoridad investigadora, de construir conjeturas en base a datos incompletos, de suponer hipótesis con apoyo en señalamientos imprecisos.
El modus operandi de la delincuencia es un enigma indescifrable, una incógnita mayúscula, un laberinto casi imposible de resolver. Cualquier pista, cualquier indicio, cualquier línea de investigación puede resultar ineficaz y desviar la atención hacia un punto equivocado.
No cabe duda que los primeros momentos posteriores a la desaparición, representan una mayor probabilidad para recuperar a las personas cautivas. Sin embargo, todo puede fallar, el peritaje, el detective, el testimonio, el interrogatorio, y convertir un expediente de plagio, en tortura, en suicidio, o en homicidio.
Vale la pena ver esta película que mantiene tu atención en un solo propósito, descubrir la verdad. Una historia que te conduce por caminos llenos de preguntas relativas a la legalidad, a la moral, a la religión, y en general a la justicia, y te coloca en la posición más incómoda del problema, reflexionar sobre la sanción que deba imponerse al plagiario.