Se dice de una persona que es ejemplar cuando tiene cualidades que le hacen ser un modelo a seguir y puede ser fuente de inspiración para otros.
Desde mi punto de vista AMLO tiene esas cualidades.
Pero ser ejemplo también puede aplicarse a lo que no debe hacerse.
En la mañanera del 23 de agosto el Presidente se refirió a Ricardo Anaya como el ejemplo vivo de lo que debe evitarse.
Ésto se originó a raíz de que un reportero preguntaba al presidente su opinión sobre las declaraciones de Anaya quien se decía perseguido como lo fue Benito Juárez y comparaba a AMLO con Díaz Ordaz.
El presidente dijo que era importante, sobre todo para los jóvenes, que se conocieran más los antecedentes para encuadrar las declaraciones al contexto.
Recordó que Anaya enfrenta una acusación de sus propios compañeros de partido a la que se suma la aseveración del ex director de Pemex, el peñista Lozoya, acusando a quienes recibieron dinero como soborno para aprobar la reforma energética entreguista del nefasto Pacto por México.
Anaya es una gente joven no muy conocido que llega a legislador y dirigente del PAN inflado por los medios publicitarios, señaló AMLO.
Este joven empezó a escalar, dijo, y empezó a hacer a un lado a sus compañeros y a dirigentes importantes mostrándose cercano a Peña Nieto.
Luego, como candidato presidencial, también «se le voltea».
Allí está el origen de los problemas de Anaya, dice AMLO, porque todos se sintieron traicionados por él.
Entonces, pregunta AMLO:¿Cuál sería la lección para los jóvenes?
«Que no hay que estar pensando en que la política es encaramarse en cargos sin escrúpulos morales de ninguna índole. La política no es para trepadores, no es para ambiciosos, (… ) el que busca el poder por el poder o el dinero se debe de dedicar a otras cosas. Al que le gusta el dinero puede emprender cualquier otra actividad, y es legítimo, pero no el servicio público».
«… No se puede hacer política sin ideales, sin principios, no es ‘me voy a colar, incluso voy a atropellar a todos, a todo el que se me enfrente porque, como decía Maquiavelo, el fin justifica los medios’. No, el fin no justifica los medios, hay que tener principios, hay que tener ideales». Hasta aquí AMLO.
Decía el médico, filósofo, teólogo y músico Franco alemán Albert Schweitzer que dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera. También es común escuchar decir que «el ejemplo arrastra».
Bueno pues: soy moderadamente pesimista si alguien quisiera aplicar esas máximas a las juventudes de Morena; y digo «moderadamente» porque abundan jóvenes que sí ponen atención a las palabras y al ejemplo de AMLO.
Pero los menos, entre ellos quienes se han encaramado a los cargos sin escrúpulos morales, trepadores, ambiciosos que buscan el poder por el poder o el dinero, ya se colaron algunos atropellando a todos, sin ideales ni principios.
El ejemplo más reciente lo tenemos en la actual legislatura personificado por los jóvenes Cuauhtli Badillo y Lidia Nallely.